Elaboración

Primero, cocer la pechuga junto a la carcasa del pollo en 1 litro de agua y un poco de sal durante 30-40 min. Los huesos del pollo darán más sabor al caldo resultante, la parte del caldo que no se use se puede guardar en el congelador para otras elaboraciones. Dejar enfriar, deshilachar la pechuga y reservar. Ponemos a cocer las patatas bien lavadas con piel, cuando enfríen un poco las pelamos y cortamos en rodajas de 1-2 centímetros. Reservamos para emplatar. También para la guarnición preparamos un arroz blanco. Poner en una olla un chorrito de aceite a calentar, vertemos 2 tazas de arroz, removemos, por cada medida de arroz 2 medidas de agua y añadimos sal. Cuando llegue a ebullición bajamos al mínimo por unos 15 min. Pasar un tenedor para ver que está suelto y reservar para emplatar. Picamos la cebolla en cuadraditos y los dientes de ajo (nosotros hemos usado pasta de ajo). En una cacerola con un poco de aceite de girasol (también puede ser de oliva suave) sofreímos la cebolla y el ajo con un poco de sal y pimienta. Cuando estén pochados añadimos 6 a 7 cucharadas soperas de pasta de ají amarillo La Sarita, movemos y dejamos un par de minutos.

Añadimos el pan, remojado previamente en 250 ml del caldo de pollo.

Movemos bien para integrar, al cocinarse empezará a espesar. Si se ve muy espesa, se le puede añadir más caldo, dejamos cocinar unos minutos a fuego bajo, cuando haga chup chup varias veces pasamos por la licuadora para que la mezcla sea más fina, añadir un poco de nuez moscada si se desea.

De vuelta a la cacerola, añadimos el pollo deshilachado, la leche evaporada y las nueces.

Si eres muy quesero puedes añadir queso parmesano rallado o un buen queso curado, le viene genial.

Emplatamos nuestro cremoso ají de pollo junto a la patata cocida cortada en rodajas y arroz blanco graneadito.